Xoana Sosa: «Hay mucho para aprender del rugby femenino para abordar la violencia y el machismo»
Xoana Sosa, jugadora de rugby en el club Sitas, de la localidad bonaerense de El Palomar, y exintegrante de la Selección nacional, aseguró que los equipos masculinos tienen «mucho para aprender» del rugby femenino a la hora de revisar y problematizar «la violencia y el machismo» que atraviesa «a éste y todos los deportes».
A tres años del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell por la golpiza de ocho jóvenes, la mayoría de ellos jugadores de rugby, Sosa (35) aseguró que «no sirve de nada» argumentar que el rugby «no tiene nada que ver» y que en cambio es «necesario reconocerlo para cambiar».
«No es que el rugby te haga violento, sino el machismo que prepondera en los deportes, entre ellos el rugby, y que a los varones mismos les pasa factura», expresó la jugadora, integrante durante seis años de Las Yaguaretés, el seleccionado nacional de rugby femenino.
En diálogo con Télam, Sosa advirtió que la violencia «no se gesta sola», sino que tiene su raíz en «la matriz patriarcal», que se «replica con modales, conductas y estereotipos dentro del deporte».
En ese marco, la jugadora instó a «hacernos cargo de esto y hacer una reflexión puertas adentro», que incluya «la voz de las compañeras que practicamos el deporte».
«En general, hay mucho para aprender en los deportes que las mujeres y disidencias habitamos, porque tenemos una mirada crítica y cuestionadora de aquellos temas que perpetúan el machismo», aseguró.
El rugby femenino, enfatizó, puede hoy ser «un horizonte» para el trato entre todas las personas, en un deporte «histórica y preponderantemente masculino».
En ese sentido, la jugadora del Sitas se refirió a «la inclusión, la tolerancia, la ternura, la sororidad» presente en los equipos femeninos de rugby, que conviven por ejemplo «con compañeras lesbianas o que hacen transición a otro género desde hace mucho tiempo».
«Esto es algo que todavía no se da de manera generalizada en el rugby masculino», apuntó Sosa, que juega desde sus 19 años, aunque lo hubiese hecho «desde chica» si su padre lo hubiese aceptado.
También cuestionó las conductas violentas «naturalizadas», que muchas veces alejan a los varones de los clubes «porque se sienten incómodos con esas actitudes, o no quieren afrontar un bautismo y dejan antes, y así infinidad de casos», señaló.
«Hay que avanzar como deporte en medidas preventivas, capacitaciones, la creación de comisiones de género, de violencia, donde se puedan alojar denuncias de todo tipo», sostuvo Sosa.
Y puntualizó: «Cada club verá lo suyo, pero son cosas a trabajar y es necesario que haya lineamientos reales, eficientes, medidas concretas».