Viajaron 400 kilometros hasta Florencio Varela para ver al Hermano Pascual, pero no los atendió
Florencio Varela es conocido por muchas cosas, pero pocos personajes capturaron la atención y devoción de tantas personas como el Hermano Pascual, el enigmático sanador que, según cuentan, obra milagros en la salud de quienes lo visitan.
Cada semana, cientos de personas acuden a su puerta con la esperanza de recibir su bendición. Sin embargo, la semana pasada, una familia que viajó casi 400 kilómetros hasta Florencio Varela se encontró con una gran desilusión.
La familia emprendió el viaje desde el interior de la provincia de Buenos Aires con la esperanza de que el Hermano Pascual pudiera ayudarlos.
Al llegar al portón del lugar donde el Hermano Pascual atiende a sus visitantes, se encontraron con una noticia devastadora: no había turnos disponibles. Los guardianes del portón, conocidos por su estricta adherencia a las reglas, no hicieron ninguna excepción. Y se tuvieron que volver con las manos vacías y el corazón desangrado.
La noticia de su situación se difundió rápidamente en las redes sociales, encendiendo un intenso debate. Por un lado, estaban aquellos que criticaban la rigidez del sistema. “Después de un viaje tan largo, podrían haber hecho una excepción”, escribió un usuario en Facebook. “Es inhumano no atender a alguien que viene de tan lejos con una necesidad tan grande”, añadió otro.
Voces a favor y en contra del Hermano Pascual
Sin embargo, no faltaron las voces que salieron en defensa del Hermano Pascual y sus procedimientos. “Las reglas están para todos. No se puede hacer excepciones porque entonces se perdería el orden”, argumentó un seguidor. “Nadie está obligado a ir, y todos sabemos que hay que sacar turno con anticipación”, puntualizó otro.
Este fenómeno no es nuevo. El Hermano Pascual, famoso por su don de sanación, es un personaje controvertido durante años. Para muchos, él es un faro de esperanza, un hombre con un don especial que puede curar lo incurable. Para otros, es un charlatán. Sin embargo, no se puede negar el poder de su influencia y el fervor que genera en sus seguidores.
Cada semana, personas de todo el país se acercan a Florencio Varela con historias similares, buscando una cura, un alivio o simplemente una palabra de consuelo. “Es un hombre muy ocupado y con un don especial, pero también tiene sus límites”, señaló Ana, una vecina del barrio que ve el flujo constante de visitantes a lo largo de los años.
Con la agenda del Hermano Pascual llena hasta julio, muchas familias se verán en la misma situación. La espera puede ser larga y dolorosa, pero para aquellos que creen, la esperanza nunca se desvanece. “Volveremos en julio. No nos rendimos. Sabemos que el Hermano Pascual puede ayudarnos”, aseguró la mujer de la familia que viene desde Balcarce.
Mientras tanto, el debate en las redes sociales continúa. Los defensores del Hermano Pascual argumentan que la estructura y las reglas son necesarias para mantener el orden y la efectividad de las sesiones. Sus críticos, sin embargo, sostienen que debería haber más flexibilidad y compasión para casos excepcionales.
Florencio Varela, con su mezcla de fervor religioso y misticismo, sigue siendo el epicentro de historias de fe y controversia. El Hermano Pascual, con su figura enigmática, continuará siendo un faro de esperanza para muchos y una fuente de debate para otros. Es cuestión de fe.