La expulsión del senador entrerriano altera el equilibrio político y genera fricciones internas
La reciente destitución de Kueider intensificó las tensiones políticas dentro del Gobierno, generando incertidumbre sobre la posibilidad de convocar a sesiones extraordinarias en el Congreso. Kueider, quien fue expulsado del Senado tras ser detenido en Paraguay con 200.000 dólares sin declarar, había sido electo por el Frente de Todos, aunque en el último tiempo se había acercado a La Libertad Avanza. Este cambio en la representación política reconfigura las alianzas en la Cámara Alta, ya que su banca será ocupada por Stefanía Cora, una dirigente de La Cámpora, incrementando las fricciones internas en el oficialismo.
Destitución de Kueider desata tensiones entre el Presidente y la Vicepresidenta
La sesión que determinó la destitución de Kueider fue presidida por la vicepresidenta Victoria Villarruel, lo que generó una nueva controversia institucional. Mientras el presidente Javier Milei estaba de viaje en Italia, Villarruel asumió temporalmente las funciones del Ejecutivo. Según Milei, esto le habría impedido presidir sesiones legislativas, ya que no se pueden ejercer ambos roles simultáneamente. Sin embargo, Villarruel argumentó que no había recibido notificación formal de su interinato, un vacío administrativo que complica aún más la relación entre ambos líderes.
El cruce entre el Presidente y la Vicepresidenta refleja la falta de coordinación interna en momentos clave. Este episodio podría tener repercusiones en la gobernabilidad, dado que las divisiones en el Ejecutivo alimentan el desgaste político en un contexto de crecientes desafíos.
Impacto de la destitución de Kueider en las sesiones extraordinarias
La destitución de Kueider no solo tiene implicancias en el ámbito político inmediato, sino también en la agenda legislativa. El oficialismo había condicionado las sesiones extraordinarias a lograr consensos previos, algo que se torna más difícil tras este cambio en la composición del Senado. Con la incorporación de Stefanía Cora, se refuerza la representación de La Cámpora, una facción que no siempre coincide con las prioridades del resto del Gobierno.
Además, la oposición ha criticado duramente el manejo del caso, señalando que este tipo de conflictos internos demuestra un debilitamiento del oficialismo. Esto complica aún más la posibilidad de avanzar con proyectos claves durante el verano, especialmente aquellos que requieren acuerdos amplios.
Repercusiones políticas tras la destitución de Kueider
La expulsión de Kueider representa un desafío significativo para el oficialismo, que ahora debe gestionar la pérdida de una figura aliada en el Senado y enfrentar las críticas por la forma en que se resolvió el caso. La situación no solo refleja las tensiones entre el Presidente y la Vicepresidenta, sino que también expone la fragilidad de las alianzas políticas en un Congreso cada vez más fragmentado.
Por otro lado, la oposición se encuentra en una posición de ventaja estratégica, aprovechando los errores del oficialismo para fortalecer su discurso. En este sentido, la capacidad del Gobierno para mantener la cohesión interna y avanzar en su agenda legislativa será determinante en los próximos meses. La destitución de Kueider no solo pone en evidencia problemas de gestión interna, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro político del país en un escenario de creciente incertidumbre.